.... si me deja el recién llegado.
Han sido un par de semanas de servicio permanente las 24 horas. Seguro que os acordáis, los que ya tengáis a los hijos criados y danzando solos por el mundo, de la total y absoluta dedicación que requieren los muy mamoncetes.
Bueno el caso es que me he tenido que poner las pilas para volver a aprender el complicado mecanismo del chupete y volver a practicar los intríngulis de la colocación de pañales, acción en absoluto baladí. Un pañal mal centrado y que no guarde los mínimos detalles de sujección puede dar lugar a que el sujeto que recibe la acción realice sonoras muestras de protesta.
Pero como la criatura ha heredado los increibles e inigualables genes paternos ya va aprendiendo a buscarse la vida el solito. Ahí le dejo con el biberón de la noche y así puedo volver a darle un poco de movimiento a estas páginas.
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